Por eso no comes y estás triste
Una ruptura amorosa es un golpe devastador para la mente, pero también para el cuerpo. Si has pasado por esta experiencia, es probable que hayas notado un síntoma muy particular: la falta de apetito.
La comida, que solía ser una fuente de placer y energía, de repente pierde todo su atractivo. Este no es solo un capricho de tu mente; es una respuesta fisiológica y cerebral a una profunda herida emocional.

El dolor emocional puede sentirse tan intenso como el físico, y a menudo se manifiesta en síntomas muy concretos como la pérdida de apetito que afecta directamente nuestro bienestar.
Antes de comenzar, me gustaría que identifiquemos que es:
El amor romántico
Es un impulso humano fundamental, comparable con el ansia de agua o alimento- sed o hambre, que parte de una necesidad fisiológica e instintiva, el amor se caracteriza por ese impulso o necesidad.
Ahora imagina que necesitamos de esa persona para sobrevivir:
Por lo que:
Engrandecerás sus cualidades
Minimizar o desestimar sus defectos
Tener pensamientos obsesivos e intrusivos
Sentir emociones intensas
Anhelo
Euforia
Abstinencia.
También puede incluir, pérdida de apetito, insomnio, cambios de humor, cambio de prioridades, dependencia emocional.
Cuando una relación significativa termina, el cerebro interpreta esta pérdida como una amenaza vital o una lesión. Esto desencadena una serie de respuestas de estrés y duelo que impactan funciones biológicas esenciales
Tu cerebro libera hormonas del estrés, como el cortisol. Esta hormona prepara tu cuerpo para actuar rápidamente, desviando la energía de funciones no esenciales, como la digestión y el hambre, hacia tus músculos.
El cortisol
En particular, tiene un efecto directo sobre las hormonas del apetito, tu cuerpo te hace sentir que no necesitas comer para que puedas concentrarte en huir o luchar contra el «peligro».
Niveles elevados de cortisol a largo plazo alteran los ciclos de sueño-vigilia, llevando al insomnio. También puede suprimir el apetito, al afectar las hormonas que regulan el hambre y la saciedad

No tengo hambre y me siento triste
La comida pierde su atractivo. Algunas personas sienten una «bola en el estómago», náuseas, o simplemente no tienen ganas de comer, lo que lleva a la pérdida de peso y energía.
La falta de apetito tras una ruptura no son simplemente «síntomas», son la forma en que tu cerebro y tu cuerpo reaccionan a una herida profunda.

¿Qué partes del cerebro se involucran en no poder comer?
La tristeza y el estrés afectan los niveles de dopamina y serotonina, neurotransmisores clave para el placer y el bienestar. Cuando estos bajan, la comida, que antes era una fuente de disfrute, deja de ser atractiva. La comida se siente como una tarea, no como una recompensa.
Desde una perspectiva biológica, el amor romántico está vinculado a la acción de neurotransmisores y hormonas que generan sensaciones de placer, apego y bienestar.
Estas sustancias químicas cerebrales refuerzan el vínculo entre las personas, favoreciendo la intimidad y la conexión emocional.
Serotonina es la hormona del bienestar y felicidad: Es un neurotransmisor clave para el estado de ánimo, el sueño y el apetito. La tristeza profunda y el estrés pueden llevar a una disminución en los niveles de serotonina.
Bajos niveles de serotonina se asocian directamente con síntomas depresivos, insomnio y cambios en el apetito (tanto aumento como disminución, aunque en rupturas es común la pérdida).
El 95 % de la serotonina se almacena en el intestino.
Comer comida chatarra bajan los niveles de serotonina, causante de nuestro estado de ánimo como ANSIEDAD y DEPRESIÓN

Dopamina: Implicada en el placer y la recompensa. En una relación, los momentos felices liberan dopamina.
Tras una ruptura, hay una especie de «abstinencia» de dopamina, lo que puede llevar a la incapacidad de sentir placer y a la falta de interés en actividades que antes eran gratificantes, incluyendo comer.
Por eso, ver una foto, escuchar una canción o leer un viejo mensaje puede provocar una fuerte reacción, porque tu cerebro busca desesperadamente una «dosis» de lo que perdió.
El Sistema Límbico
Amígdala: Esta pequeña estructura es el «centro de alarma» de nuestro cerebro. Ante una ruptura, la amígdala se hiperactiva, interpretando la pérdida como un peligro.
Esto genera miedo, angustia y el estado de alerta constante que impide el sueño y suprime el apetito. Es como un radar que no para de sonar
Hipocampo: Involucrado en la memoria y las emociones. En el duelo, el hipocampo puede estar sobrecargado procesando recuerdos dolorosos y la imposibilidad de crear nuevos recuerdos positivos con la expareja. Esto contribuye a la rumiación mental y a la dificultad para desconectar.
Este síntoma no son solo «ideas», son manifestaciones físicas de lo que ocurre a nivel cerebral y hormonal.
¿Por qué no termina está tristeza?
Entre más duré una relación más duraran los síntomas
Existen más recuerdos de experiencias vividas, metas y proyectos planificados, de modo que, después de la ruptura, habrá más dificultad en evitar pensamientos negativos sobre su ex pareja si es que su rutina diaria se entrelazaba y se compartía
Sé que tienes miedo al FUTURO…te hago la siguiente pregunta:
¿Qué estás haciendo hoy para ese futuro?

Es común sentir ansiedad por el futuro y miedo a enfrentar la vida sin la pareja, así como sentimientos de enojo o resentimiento hacia la ex pareja o la situación que condujo a la ruptura, sentimientos de culpa o remordimiento por acciones pasadas que pueden haber contribuido a la ruptura pueden aparecer o en algunos casos, puede haber una sensación de alivio si la relación era conflictiva o insatisfactoria.
¿Por qué una herida en el corazón parece afectar tanto a nuestro cuerpo?
Porque ya no tienes esos besos, esas caricias que nos causaban placer, euforia, felicidad y motivación. Recuerda que eras adicta a esa persona.
No todo en el duelo es negro, tiene efectos constructivos para las personas que lo han padecido, y una vez que lo superan logran nuevos significados que favorecen el crecimiento personal, y afrontan nuevos retos con mayor seguridad.
Estrategias para Recuperar tu Bienestar
Entender lo que sucede en tu cerebro. Ahora, ¿qué puedes hacer para ayudarlo a recuperarse?
Prioriza el Sueño, aunque sea Difícil:
Higiene del sueño: Establece horarios, crea un ambiente oscuro y tranquilo, evita pantallas antes de dormir.
Relajación: Técnicas de respiración profunda, meditación guiada o estiramientos suaves antes de acostarte.
Reintroduce la Comida de Forma Amable:
Pequeñas porciones frecuentes: En lugar de grandes comidas, opta por porciones pequeñas cada 2-3 horas.
Alimentos fáciles de digerir y nutritivos: Caldos, sopas, batidos de frutas y proteínas, yogur, avena.
No te presiones: Come lo que puedas, cuando puedas. El objetivo es nutrir tu cuerpo, no atiborrarte.
Asocia la comida con algo positivo: Come mientras escuchas música relajante o ves algo agradable.
Maneja los Pensamientos negativos (Reestructuración Cognitiva):
Tiempo de preocupación: Dedica 15-20 minutos al día a «preocuparte» conscientemente y escribir tus pensamientos. Fuera de ese tiempo, redirige tu mente activamente.
Desafía la validez de los pensamientos negativos: Pregúntate: «¿Qué evidencia tengo de esto?», «¿Hay otra forma de ver la situación?».
Activa tu Cuerpo (Activación Conductual):
El ejercicio físico libera endorfinas y ayuda a regular el cortisol. Incluso una caminata corta puede mejorar tu estado de ánimo y, por ende, tu apetito y sueño.
Busca Apoyo y Habla:
Compartir tus sentimientos con amigos, familiares o un terapeuta reduce la carga emocional y activa áreas cerebrales relacionadas con el consuelo y el apoyo social.

